viernes, 8 de abril de 2016


¿PODRÍA EXISTIR ALGO HECHO POR EL SER HUMANO QUE SEA ETERNO?

Me pregunto sobre la causa de la intransigente postura de Mariano Rajoy a cualquier modificación de la Constitución de 1978. Es algo que me intriga porque cuando le preguntan sobre el motivo de esta negativa, se limita a constestar que goza de buena salud y que no hay razones para modificarla.
Yo pienso que ante argumento tan débil las respuestas que se me ocurren son muchas y por tanto también los motivos.
Para empezar es posible que estemos ante la única cosa en este mundo que no envejece; al parecer por ella no pasan los años.
En segundo lugar, la Constitución de 1978 se redactó con el fín de que la transición fuera pacífica y para ello todos los partidos tuvieron que acercar posturas y limar las diferencias ideológicas que los separaban. Una loable iniciativa que nos procuró un pacífico cambio de régimen. Decir que no procede su revisión es como decir que 2015 y 1978 son dos escenarios idénticos en lo social y en lo económico y eso, obviamente no es así.
En tercer lugar yo diría que cuando Merkel exigió que se modificara el artículo que garantizaba la cobertura de los gastos sociales y con ello también evitaba la fractura social, PP y PSOE se unieron en extraña alianza para cumplir los deseos de la canciller alemana.
Otro punto es el territorial: nada es más necesario ahora mismo que lograr una solución al problema catalán y vasco y es obvio que nuestra Carta Magna no soluciona ni de lejos esa problemática. El PP sigue pensando que la fuerza de la ley es la solución, sin repàrar en el hecho evidente de que la sociedad catalana es cada vez más independentista y, de seguir así, lo será más y más.
Terminaré diciendo que abordar una reforma constitucional desde la comprensión del escenario de la España actúal puede ahorrarnos grandes contrariedades, que nos asfixiarán si la negativa a contemplar una solución política sigue siendo la respuesta del PP.
En fín, ahora el PP puede tumbar cualquier iniciativa en este sentido, y eso encierra un peligro que hay que valorar y que constituye el reto más importante al que nuestros políticos se enfentan. Ahí los queremos ver. Ya los hemos visto en otros bretes, pero ninguno es tan importante y necesario como estos que he enumerado. El PP debe hacerselo mirar, porque no está la cosa nada clara y no es baladí la cuestión territorial, sino, antes al contrario, está complicada. A ver que nos depara esta legislatura tan novedosamente compleja.

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