sábado, 2 de abril de 2016


LA INAPELABLE JUSTICIA DEL DEVENIR DEL TIEMPO

Florecerás como el cardo espinoso, y con bellos colores reclamarás a las trabajadoras abejas para que te ayuden a reproducirte. Sentirás con rabia toda tu inutilidad y lo fatuo de tu existencia, pero pronto descubrirás que es fácil culpar a otros de tus complejos. Sentirás, entonces, nacer el odio en tus venas, e incubarás el rencor como la madre culebra a sus crías. Ocuparás una torre de marfil hace tiempo abandonada y en ella te harás fuerte, a pesar de tu débil naturaleza.
Así serás uno más que engrose las filas de la hipocresía. Te disfrazarás para darle empaque a tus palabras y así engañar mejor a los cortos de entendimiento. Serás, con el tiempo, una adorada eminencia, pero jamás podrás olvidar tu actitud farandulera y la falsedad que por bandera, orienta tu misma esencia.
Y luego te harás mayor, en breve peinarás canas, y tu dedo acusador, tu maldad insana, tus complejos pueriles y tus malas entrañas, aflorarán como lo hace la semilla de la que nace la planta.
Mientras contemplas con placer a los leñadores que hacen astillas del árbol que derribaste para evitar que fuera conocida tu falsedad y tu perfidia. Y puede que hasta con ellas, alimentes la hoguera que te dará calor. Y mientras el crepúsculo de tu vida te parece insoportable, observas la puesta del sol en el horizonte del mar, y hasta te sientes eterno cuando sabes que tu existencia a punto está de terminar.
Y yo volveré para perturbar tus sueños. Lograré que dormir llegue a ser, para ti, un tormento. Seré el fantasma que surge en la oscuridad y temblarás de miedo como un niño.
Llegaste a disfrutar de la vida a costa de la desgracia ajena. Ahora te toca pagar por esas vacaciones inmerecidas. Y te aseguro que tu acreedor cobrará su deuda. No lo dudes ni un instante.




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