domingo, 3 de abril de 2016


LAS BUENAS PERSONAS Y LA IDEOLOGÍA INTERESADA.


¿lo de siempre, Señor Marqués? - preguntó el barbero al cacique local.
- lo mismo, Mariano - respondió Don Víctor de la Serna y García-Predraza.
Mariano, el barbero, procedió a rasurar el rostro de Don Víctor en un silencio algo inquietante. El barbero decidió romperlo.
- ¿qué le han parecido las elecciones, Don Víctor?
- lo mismo de siempre, Mariano, lo mismo de siempre. La única diferencia es que ahora hay más ratones y menos queso.
- sin duda. Así es la democracia -dijo el barbero en tono condescendiente.
- no querido Mariano -replicó el Marqués- no te equivoques. Así es como España seguirá siendo un país injusto, débil, petulante, que aún vive de lo que pudo ser y no fué. Ese miedo que condiciona casi tres cuartas partes de los votos es un miedo heredado, de origen sociópata y condicionado a la paupérrima educación que recibieron los que ahora tienen 45 años o más.
El barbero no salía de su asombro ante las palabras del Marqués y su expresión de sorpresa se reflejó en el espejo que tenía delante el Marqués.
- te extrañan esas palabras cuando salen de mi boca ¿no es así?, querido Mariano - dijo Don Víctor.
- sin duda alguna -respondió Mariano. 
- pues con esto podrás evitar hacer prejuicios sobre algunas personas que gozan del estatus de rico o simplemente son así consideradas, a veces erroneamente.
Y siguió Don Víctor:
- ¿crees tú acaso que un millonario puede disfrutar de sus dineros cuando está rodeado de personas pobres, con hijos, desesperadas y que ya no tienen nada que perder? Y miraló como un acto egoista por mi parte si quieres, pero es la pura verdad. 
El barbero se limitó a asentir con un gesto, cuando el Marqués sentenció:
- todos los valores de la derecha: patriotismo, religiosidad, respeto a los símbolos patrios, respeto a la propiedad privada y a la ley, y otros más, solamente serán posibles cuando todos posean una existencia digna. Si eso no es la prioridad, si ese objetivo se relega y se vacía de contenido, se produce el enfrentamiento social y eso, amigo Mariano, nos perjudica a todos sin excepción.
El barbero cobró los diez euros de su servicio y estrechó la mano del Marqués. Y le aseguró 
- desde hoy le veré con otros ojos, Don Víctor.
-Llámame Victor a secas, Mariano.
Y al despedirse sustituyeron el usual y lacónico "adiós" por un verdadero y reciproco deseo de felicidad.

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