martes, 12 de abril de 2016



- A causa de las ideas políticas... es increíble!
Así se expresó una mujer jóven musulmana hablando sobre la división de la sociedad española y sobre esa frase acuñada de "las dos españas irreconciliables". Era obvio que ella no le extrañaba en absoluto que un país se dividiera por causa religiosa, incluso cuando esa causa fuera un cisma dentro de la misma creencia; tampoco parecía extrañarle que todos los musulmanes, con independencia del país al que pertenezcan, estén severamente divididos entre secciones diversas de la misma fé. El caso español sí que le parecía absurdo.
Pero a ella no se lo han contado bien. No le han dicho que esas dos españas nacen, crecen y sostienen una profunda injusticia social, y que así ha sido desde los Reyes Católicos, o incluso antes en los reinos peninsulares. No sabe que la España azul es depositaria de la fé cristiana llevada a límites imponderables, en los que tal vez, la Inquisición no fuera más que una bromita de mal gusto. Ignora con seguridad que en esa España los Hidalgos, Nobles y arrimados a la corona vivien a costa de los demás, del vulgo, a los que niegan toda posibilidad de mejorar sus vidas. Apuesto, también, a que no es consciente de que España expulsó a pueblos o etnias asentadas aquí muchos siglos antes; gente trabajadora, inteligente, activa, honesta y empresaria que fueron echados a patadas y desposeídos de sus patrimonios. Primero los judíos y luego los moriscos, tras lo cual España quedó sumida en la ruína más absoluta, sostenida solamente por el metal de las indias, que robábamos a sus dueños a base de colonizarlos e iniciarlos en la "fé verdadera" y en el "agua de fuego". Esa España es la que pretenden recuperar los "azules", las derechas nacionalistas españolas, el PP y sus convergencias (ciudadanos, DN, FET, FEA, y otros partidos de derechas).
Y por ello ignora también que esa otra España que trabaja, produce, revindica sus derechos como seres humanos, acude al frente para defender a España en sus anhelos imperialistas y allí muere, no por "su patria", sino por esa Espàña que siempre los tendrá marginados y en sus rediles para mantener la fuerza de trabajo justa, aplicando la inhumana y cruel Ley del Bronze de Salarios, enunciada por el padre del Liberalismo Capitalista: David Ricardo. Esa otra España, la "roja", desea democracia y libertades; rechaza que se le impongan religiones y ritos; está harta de privilegios y de señoritos; rechaza de plano racismo, xenofobia, y posturas intransigentes para con los grupos humanos que divergen de lo que ellos imponen como "de ley". Esos "españoles" de banderita que la saquean y defraudan al fisco para ellos tener más y que los trabajadores tengan menos, para que así sean ogligados a trabajar más y por menos dinero. Esa España que jamás doblará la rodilla ante la injusticia y siempre luchará por la libertad.
Y, entonces, si mi interlocutora supiera todo esto, yo le preguntaría:
- ¿en serio crees que todo esto no es una causa de división y sí un cisma religioso?
Estoy casi seguro que se replantearía sus consideraciones acerca del asunto.

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